Los novatos toman la Bolsa de Brasil – EL PAÍS
Brasil es uno de esos países donde se puede comprar a crédito un par de zapatillas o la entrada a un concierto. Marcela Cavalcanti, de 43 años, tiraba de tarjeta de crédito para todo, como tantos de sus compatriotas. No lograba cerrar el mes en verde hasta que en 2020 una amiga de un grupo de mujeres que se conoció al dar a luz con la misma partera propuso dar al resto una clase sobre cómo sanear sus cuentas e invertir en Bolsa. Cavalcanti escuchó a su amiga, se informó y dio el paso. “Compré acciones de Magazine Luiza [una empresa liderada por una rica y poderosa empresaria] para probar. Coloqué 400 reales (77 dólares, 67 euros) y conseguí unos 540. Fue un test”, explica al teléfono.
La mayor economía de América Latina, donde la renta fija y un puñado de bancos han reinado durante décadas sin que nadie les importunara, vive una fiebre bursátil. Cavalcanti es parte del gran desembarco de novatos en la Bolsa de São Paulo. Dos millones de brasileños —la mayoría hombres— compraron en 2021 sus primeras acciones en el índice B3, lo que supone que el 40% de los actuales inversores son minoristas. Este fenómeno, iniciado en los primeros compases de la pandemia del coronavirus, ha revolucionado la Bolsa, diversificado su clientela como nunca y alumbrado un vibrante mercado de influencers financieros que triunfan como asesores en YouTube o Instagram.
Los recién llegados han rejuvenecido la Bolsa. La media de edad está en los 38 años, tras caer 11 años en un lustro. Los novatos suelen empezar con una inversión modesta, 50 reales (casi 10 dólares, 8,3 euros). Sus ingresos mensuales rondan los 5.000 reales, según informaciones del diario Estadão. Y aunque los inversores de los tres Estados económicamente más dinámicos —São Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais— suponen más de la mitad de la clientela minorista, ha aumentado la proporción de brasileños de otras regiones y de brasileñas.
Fernanda Campi Sophia, de 33 años, es otra novata. Hija de un empresario y hermana de un empleado de un banco de inversión, cuenta que hasta hace nada era “la hija hippy, la que no tenía para invertir”. Pero tras reunir dinero fotografiando partos —una moda muy en boga en São Paulo— decidió debutar. Colocó 15.000 reales (2.500 euros) en acciones. A diferencia de su padre, apegado a papeles clásicos como Petrobras, quiso apostar por algo novedoso. Compró criptomonedas e invirtió en Mercado Libre, el Amazon latinoamericano, una empresa argentina. Sophia es consciente de que el mercado es terreno pantanoso, dice que no lo entiende bien y por eso se deja aconsejar por sus parientes.
Invertir está de moda. Los millennials, esa generación digital e hiperconectada que considera llamar por teléfono algo casi anacrónico, están acostumbrados a comprar cualquier cosa por el móvil. En Brasil se han sumado con entusiasmo a la fiebre inversora, entre otras cosas, por el éxito de dos empresas que en un abrir y cerrar de ojos han arrebatado ese grupo de clientes a los bancos tradicionales, que han tenido que entrar a toda prisa en la carrera por la innovación: XP Investimentos, que revolucionó el mercado financiero con una plataforma digital que permite invertir en Bolsa y seguir sus vaivenes de manera simple, y el neobanco Nubank, que atesora 40 millones de clientes y recientemente salió a Bolsa en São Paulo y Nueva York.
Las sacudidas a los viejos patrones son constantes. En un movimiento osado (y mediático), Nubank incorporó a su Consejo de Administración a la cantante Anitta, icono pop dentro y fuera de Brasil, más conocida por sus coreografías y modelitos de infarto que por sus conocimientos financieros. Así explicó el fichaje el fundador de Nubank, David Vélez, de 40 años, en una entrevista a la revista Veja: “Es una mujer que, nacida y criada en una favela de Río de Janeiro, representa verdaderamente los intereses de nuestros clientes y logra aportar una visión sobre ellos que ningún otro consejero conseguiría traer”.
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Pietra Guerra es también parte de esa revolución. Con 28 años es estratega de acciones de Clear, una correduría de valores de XP Investimentos. Sigue las dinámicas de la Bolsa desde una perspectiva macro para, en función del perfil de sus clientes y vistos los análisis sectoriales de sus colegas, “entender dónde están las mejores oportunidades” y recomendar a la clientela dónde colocar su dinero. Mucha responsabilidad.
Explica la estratega (@guerranomercado en Instagram) que los brasileños estaban “muy apegados a la renta fija” pero que la pandemia cambió radicalmente sus perspectivas. La caída de los tipos de interés lanzó a los ahorradores en busca de mejores ganancias, lo que coincidió con caídas récord en la Bolsa al paralizarse súbitamente la economía que dejaron el índice en su nivel mínimo y las acciones, bien baratas. “Quien invirtió en aquel momento dobló su capital para finales de 2020″, afirma por teléfono.
Los beneficiados presumieron de sus éxitos y empezó a correrse la voz. Coincidió que “la gente estaba más preocupada por su dinero con que tenía más tiempo”. Así se gestó este movimiento global en el que también influyeron las ayudas públicas por el coronavirus. La Bolsa de São Paulo consiguió terminar 2020 en verde, con un alza del 2,92%, pero el año pasado fue tormentoso. Cerró con un desplome del 11,9%.
En paralelo, la educación financiera ha explotado en Internet con influyentes para todos los segmentos. Antes de su primera incursión, Cavalcanti quiso estudiarse el tema, así que se apuntó a un cursillo virtual en el que invirtió 2.000 reales. A través de la pantalla, empezó a entender y aprender gracias al didáctico desparpajo de Nathalia Arcuri, creadora de la plataforma Me poupe! (¡Me ahorre!, en portugués). Con 10 millones de seguidores entre YouTube e Instagram, realiza un reality show en Internet donde asesora a pequeños empresarios endeudados a poner sus balances en verde. Con la amenaza de una recesión, la inflación disparada por encima del 10% y el tipo de interés de referencia al 10,75%, la youtuber sostiene que “estamos ante una de las mayores oportunidades para quien tiene un poco de conocimiento y quiere ganar mucho. Pero requiere disciplina”.
Sophia está sufriendo la mala racha de la Bolsa, pero no tiene prisa por vender, mientras Cavalcanti sigue con sus experimentos para probarse y, como dice, “perder el miedo”. Acaba de invertir en criptomonedas, letras del tesoro y renta fija. En estos meses, se ha quitado las deudas y ha llegado a dos conclusiones. Uno, “realmente ha cambiado mi forma de lidiar con el dinero”. Dos, “las escuelas deberían enseñar educación financiera”.
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